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Hay algunos españoles más que dan su apoyo a VOX y otros que se consideran los únicos españoles de verdad, que ven en VOX como una alternativa al cambio, cambio que nos ve envueltos en una situación de inestabilidad política y crispación social. VoX propone un cambio drástico en las políticas sociales. Es por esto que cada vez son mas españoles dispuestos a tomar acción.

VoX cada vez no solo recibe más votos si no que además tiene mayor influencia sobre la derecha española. Ciudadanos prácticamente ha desaparecido del mapa y esto se ha transmitido en más votos para VOX.

Atender al crecimiento de Vox es imposible sin detenerse en el descalabro de Ciudadanos. La formación de Albert Rivera se deja dos millones y medio de votos respecto al 28 de abril, que se reparten de manera desigual. Vox crece en 950.000 papeletas, mientras el PP capitaliza otras 644.000. Otro millón de votos se pierden, presumiblemente en la abstención y no en el PSOE, que también retrocede unos 800.000 votos respecto a la anterior cita electoral.

El hundimiento de Ciudadanos es especialmente demoledor en Cataluña, donde el partido que ganó las elecciones autonómicas posteriores al 1 de octubre de 2017 ahora es la octava fuerza política con sólo el 5,6% de los votos y por detrás de Vox, al que los disturbios de las últimas semanas impulsan claramente y doblan su resultado respecto al 28 de abril. El de Ciudadanos, de forma paralela, se contrae a la mitad.

No obstante, el crecimiento de Vox en Cataluña es anecdótico comparado con el que le impulsa verdaderamente. En la España rural, la formación de Santiago Abascal pasa de uno a seis diputados en Castilla y León, al tiempo que Ciudadanos pierde los ocho que tenía hasta el momento. El mensaje agrario del partido ultraconservador ha calado en circunscripciones en las que el bipartidismo mandaba históricamente, y donde sólo Albert Rivera había amagado con pelear por los restos del sistema d’Hondt, que ahora se queda Vox. Es el gran premio de ser tercera fuerza política.

La situación se reproduce a menor escala en Castilla-La Mancha, pero especialmente en Murcia, donde Vox arrasa y se proclama primera fuerza con el 28% de los votos y tres diputados. Triplica en votos a Podemos y supera el umbral del 30% en localidades como Cartagena o San Pedro del Pinatar.

En la vecina Almería, Vox se ha quedado a sólo ocho mil votos de superar al PSOE y ser también primera fuerza, aupada por sus principales feudos. En El Ejido crece más si cabe y ya acapara el 36% de los apoyos, umbral que supera en Vícar y al que se acerca en Roquetas, Adra y el resto de localidades del mar de invernaderos de la costa almeriense, habitualmente sacudidas por polémicas migratorias. En municipios como Balanegra consigue hasta el 43,26%.

Pero si de inmigración se trata, el ejemplo más paradigmático es el de la ciudad autónoma de Ceuta, donde Vox ha hecho campaña por la construcción de un muro que frene los saltos a la valla desde Marruecos. ¿La respuesta? Ceuta quiere muro: Vox vence las elecciones con un 36% del voto y le roba el escaño al PSOE, que arrasó hace seis meses.

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